domingo, 30 de septiembre de 2018

Hatha Yoga Asanas

EL DESPERTAR DE LA CONSCIENCIA ESPIRITUAL
Colección HeberKriyaban
DEL GRAN LIBRO DE LA YOGA
Ramiro Calle
Director del Centro de Yoga Shadak (España)

RESUMEN
PRIMERA PARTE
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HATHA YOGA - BASE TEÓRICA 


Este Material Didáctico es un Resumen sobre las Técnicas de Yoga y Meditación para aquellas personas interesadas en desarrollar en forma armónica e integral el ...
CUERPO, ALMA Y ESPÍRITU.

1.1.- LOS ASANAS

Los asanas son determinadas posturas que el cuerpo adopta para ejercer una beneficiosa influencia sobre todos sus órganos y glándulas, sobre el sistema neuromuscular, sobre funciones muy diversas y sobre las energías, y armonizan también la función mental.

Los asanas o esquemas corporales también benefician todos los sistemas del cuerpo: el circulatorio, el respiratorio, el digestivo, el endocrino y el nervioso. Si existen numerosas posiciones es para alcanzar a todo el cuerpo y sus funciones, sin que ninguna zona pase desapercibida o ningún órgano inadvertido. Se favorece la integración cuerpo-mente, se ceda el sistema nervioso y se pacifican las emociones. Abastecen de sangre todas las zonas del cuerpo, favorecen los tejidos, mejoran el funcionamiento cerebral, dotan de flexibilidad a la espina dorsal, los tendones y articulaciones, los músculos y nervios. Eliminan crispaciones y contracturas e inducen a una relajación más profunda y reparadora y, por tanto, más benéfica.

Previenen contra trastornos somáticos y psicosomáticos y colaboran en la resolución de desórdenes emocionales o psíquicos. Estas posiciones de yoga hacen que el cuerpo asuma posturas que de otro modo jamás adoptaría y así acceden a todo el organismo e influyen en él de forma beneficiosa. 

Asimismo, los asanas regulan la acción cardíaca y la tensión arterial, favorecen excepcionalmente todo el sistema locomotor y revitalizan el organismo.

Previenen el envejecimiento prematuro y mantienen el cuerpo flexible y resistente.

Existen numerosas posturas, desde las más sencillas a otras más complicadas o difíciles.

Una treintena de ellas son las más básicas y beneficiosas, ya las que por ello se debe dar prioridad.

La mayoría de las posturas básicas pueden ser practicadas por todas las personas, pues cada practicante conduce la postura hasta su límite razonable y con ello ésta ya desencadena todos sus beneficios. En la ejecución de las posturas del yoga hay que observar, preferiblemente, los siguientes requisitos:

·      Se hace y deshace la postura con lentitud, conscientemente, evitando movimientos precipitados o bruscos.
·      Se ejecuta la postura hasta el límite razonable y se mantiene el tiempo indicado, pues todas las posturas son estáticas mientras se mantienen.
·      Si es posible, se efectúan respiraciones pausadas y por la nariz, sin otro tipo de restricción respiratoria.
·      A la acción física debe siempre acompañarle la mental, o sea, que hay que permanecer muy atento durante la práctica, evitando en lo posible divagaciones mentales. La mente puede situarse en la zona que se indica como soporte para la concentración, o en la postura misma o en las sensaciones (estiramientos, presiones y otras) que se presentan durante la realización de la posición. De este modo la postura no sólo tiene implicaciones fisiológicas y energéticas, sino también mentales.
·      Todos los esfuerzos deben ser bien medidos, paulatinos y jamás excesivos. El secreto del éxito no está en la urgencia ni en querer ir demasiado rápido, sino en la constancia al practicar.

Todas las posturas actúan de forma beneficiosa sobre el organismo. Para ello se sirven de estiramientos sostenidos y de presiones o masajes. Lo que define a las posturas del yoga es que éstas deben mantenerse durante cierto tiempo; con la práctica, el yogui va alargando, gradualmente, los tiempos de mantenimiento, y posturas que comenzaron, por ejemplo, manteniéndose treinta segundos, con perseverancia, pueden mantenerse durante dos o tres minutos. El genuino yoga psicofísico es el que utiliza las posiciones físicas de forma estática, o sea, no tiene carácter dinámico, ya que es manteniendo la postura como ésta actúa mucho más profundamente sobre el organismo y sus funciones; además, potencia también todas las funciones mentales y equilibra las emociones.

Los estiramientos mantenidos tienen por finalidad:

·      Estirar intensamente el músculo, y así lo alargan, lo flexibilizan, lo irrigan de sangre y eliminan sus crispaciones.
·      Desbloquear, aliviar tensiones neuromusculares, inducir a una relajación más profunda.
·      Aumentar la resistencia de todo el cuerpo, favorecer la espina dorsal, mejorar el riego sanguíneo en general, estimular el tono vital.

Las posturas son la ciencia de estirar y soltar, tensar y aflojar. Entre postura y postura es aconsejable (aunque no imprescindible) hacer una pausa de relajación.

Ésta puede durar de treinta segundos a un minuto.

Las presiones o masajes son una especie de acupuntura natural, mediante los cuales se influye muy favorablemente sobre glándulas, órganos y vísceras, así como sobre los plexos nerviosos.

Estiramientos y masajes son beneficiosos para todo el cuerpo. En la mayoría de las posturas se producen simultáneamente estiramientos y masajes. Por ejemplo, las posturas de flexión hacia delante estiran vigorosamente toda la musculatura posterior del cuerpo y ejercen masaje sobre todos los órganos del abdomen, en tanto que las posiciones de flexión hacia atrás, estiran la musculatura anterior del cuerpo y ejercen masaje sobre la zona renal. Las posturas están perfectísimamente elaboradas y ensayadas para ir accediendo a todas las partes del cuerpo y beneficiándolas.

Aunque toda clasificación es en último término artificial, he venido utilizando desde hace muchos años, por conveniencia y claridad, una clasificación muy oportuna de los asanas, a fin de procurar los efectos más destacados de cada grupo de asanas:

·      Posturas de flexión hacia delante;
·      Posturas de flexión hacia atrás;
·      Posturas de flexión lateral;
·      Posturas de torsión;
·      Posturas de inversión;
·      Posturas de acción abdominal;
·      Posturas de acción general sobre el cuerpo;
·      Postura Equilibrio; y
·      Postura Meditación

De este modo, el practicante puede conocer los efectos generales de las posturas de cada grupo, aparte de los específicos de cada posición. También hay posturas de equilibrio, muy útiles para sincronizar mente y cuerpo y estimular la capacidad de concentración y el sentido del equilibrio.

·        POSTURAS DE FLEXIÓN HACIA DELANTE

Las posiciones de este grupo (postura de la pinza, postura de extensión sobre la pierna, postura del triángulo invertido, por ejemplo) ejercen un profundo masaje sobre la región abdominal, mejorando el funcionamiento de los órganos y vísceras de la cavidad abdominal.

Estiran y revitalizan los músculos posteriores del cuerpo; dotan de elasticidad a la espina dorsal hacia delante; desbloquean y sedan el sistema nervioso autónomo; favorecen el recogimiento y el equilibrio emocional. Previenen contra trastornos digestivos, gastritis, dispepsia, estreñimiento, escoliosis, ansiedad e insomnio. Regulan la acción cardiaca y la tensión arterial.

·        POSTURAS DE FLEXIÓN HACIA ATRÁS

Estas posiciones (postura de la cobra, postura de masaje renal, postura del camello, por ejemplo) estiran y revitalizan todos los músculos anteriores del cuerpo y ejercen un profundo y benéfico masaje sobre la región lumbar, mejorando el funcionamiento de las glándulas suprarrenales y de los riñones.

Dotan de flexibilidad a la columna vertebral hacia atrás y tonifican y fortalecen los músculos pectorales y abdominales. Potencian el funcionamiento cerebral, tonifican todos los pares de nervios espinales y la médula espinal.

Activan los músculos respiratorios, favorecen la glándula tiroides, previenen contra el asma, algunos trastornos del aparato digestivo, la escoliosis, la psicastenia y el estrés.

Así como las posturas de flexión hacia delante invitan al recogimiento, las de flexión hacia atrás reportan un sentimiento de expansión. Las posturas de ambos grupos se complementan perfectamente para atender al organismo en todos los sentidos e ir manteniendo la espina dorsal resistente, equilibrada y joven.

·        POSTURAS DE FLEXIÓN LATERAL

Estos asanas (la postura sobre el costado, la postura de la media luna, por ejemplo) dotan de elasticidad a la espina dorsal hacia los lados, estiran y revitalizan los músculos y nervios intercostales, ejercen un beneficioso masaje sobre el páncreas, el hígado y el bazo; benefician los nervios espinales y los músculos deltoides, trapecio, hombros y brazos; estimulan la musculatura del cuello y los músculos de las extremidades inferiores; activan la acción cardiaca y mejoran el riego sanguíneo a todo el cuerpo.

En el niño favorecen el crecimiento y aumentan el apetito. Son posturas que previenen contra las tensiones generales del tronco, las contracturas y crispaciones, distendiendo, y produciendo una sensación de bienestar.

·        POSTURAS DE TORSIÓN

Las posturas de este grupo (postura de torsión, media postura de Matyendra, por ejemplo) ejercen un estiramiento muy pronunciado sobre todos los músculos y nervios del tronco, mejorando el riego sanguíneo a los mismos. También sirven para tonificar los músculos y nervios de las piernas y el cuello. Son posturas excelentes para favorecer la espina dorsal y prevenir la escoliosis, el lumbago, la ciática y trastornos afines.

Procuran un profundo masaje de todas las vísceras abdominales y favorecen en las mujeres los ovarios y en los hombres la próstata. Previenen la indigestión, el colon irritable, las hemorroides y el estreñimiento. Activan el sistema circulatorio y aumentan la fortaleza corporal.

·        POSTURAS DE INVERSIÓN

Estas posturas (postura de la vela, postura sobre la cabeza, por ejemplo) favorecen enormemente el cerebro, al aportarle gran cantidad de sangre. Estimulan la acción de los órganos sensoriales y regulan el funcionamiento de la glándula tiroides. Fortalecen mucho la espina dorsal y en especial las vértebras cervicales.

Vigorizan los músculos de los brazos, los hombros y el cuello.

Descongestionan las venas de las piernas, descansándolas y previniendo contra varices.

Estimulan la acción cardiaca y aumentan la capacidad de la memoria, la concentración y la atención.

Previenen los catarros nasales, la hipotensión, la psicastenia, la depresión, la dispersión mental y la falta de concentración. Tonifican y vigorizan el cuerpo en general.

·        POSTURAS DE ACCIÓN ABDOMINAL

Estas posiciones (la postura del nervio vajroli, la postura del ángulo recto, por ejemplo) inciden sobre el abdomen y favorecen sus órganos y su musculatura; la mayoría de ellas también inciden muy benéficamente sobre las regiones coccígea, sacra y lumbar. Combaten la adiposidad abdominal, el estreñimiento y algunos trastornos menores del aparato digestivo.

·        POSTURAS DE ACCIÓN GENERAL SOBRE EL CUERPO

Este grupo de posturas (la postura del ave, la postura del pavo, por ejemplo) estimula todo el organismo y su acción se generaliza a todos los músculos y nervios.

Son por lo general posturas que desarrollan más esfuerzo cardíaco y que aumentan la capacidad de resistencia, acción y rendimiento del cuerpo. Mejoran el riego sanguíneo en general.

·        POSTURAS DE EQUILIBRIO

Las posturas de equilibrio (la postura del árbol, por ejemplo), como su nombre indica, favorecen el equilibrio (muy útiles para niños) y aumentan la capacidad de concentración, mejorando la conexión mente-cuerpo. También suelen favorecer y fortalecer la musculatura de las extremidades inferiores.

·        POSTURAS DE MEDITACIÓN

Son las posturas de las que se sirve el yogui para la práctica de la meditación (la postura perfecta, la postura del loto, por ejemplo), y aunque también aportan beneficios físicos (fortalecen la pelvis y el hueso sacro, dotan de flexibilidad a las articulaciones de las piernas, etcétera), son las más apropiadas para estabilizar el cuerpo e inmovilizarlo y mantener la espina dorsal y la cabeza erguidas. Se vienen utilizando desde hace siglos para la práctica de la interiorización y la meditación.

La más sencilla, que está al alcance de todo el mundo, es la denominada postura del sastre, que exige sólo el cruce normal de piernas, evitándose cualquier esfuerzo de las mismas.

Cuando se utilizan estas posturas para la meditación, el practicante también puede introducir un cojín bajo las nalgas, lo que le permitirá estar más cómodamente erguido. Lo importante es irse ejercitando en lograr mantener la inmovilidad el mayor tiempo posible.

Las diversas posturas se van encargando de abastecer de sangre todo el organismo y de ejercer influencia sobre las diversas glándulas.

Om Paz Amén. Heber Kriyaban

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